Interesante saber que muchas de las obras de arte a la venta tanto en galerías como en subastas nunca más las volveremos a ver en nuestra vida. Suena muy fuerte pero así es, solo volveremos a ver aquellas que irán a museos ya sea en préstamo o como parte del acervo del mismo.
La mayoría se irán a colecciones privadas donde algunas estarán expuestas solo a los ojos del coleccionista y otras solamente guardadas en bodegas esperando a alguien para ser inventariadas.
Otras sin embargo terminarán perdidas o destruidas, de esto último habla Noah Charney en su libro: “The Museum of Lost Art”, (Phaidon) donde hay un ejemplo muy cercano a México; se trata de una obra de Frida Khalo con el nombre de la “La Mesa Herida” (1940), la obra más grande pintada por la artista, mide 1.2 x 2.4 metros y la primera vez que se exhibió fue en la GAM (Galería de Arte Mexicano) en 1940 en una exhibición de pintura Surrealista.
Esta obra fue aparentemente regalada por Frida Khalo al gobierno de la todavía Unión de Republicas Soviéticas y a una petición de Diego Rivera fue expuesta en una exhibición de pintura Mexicana en Varsovia (Polonia), en la Galería Nacional de Arte Zacheta y de aquí ya no se tiene información del paradero de la misma, esto es en el año de 1955.
Cuántas obras más estarán en similares circunstancias?, pues más de lo que creemos, por eso es que constantemente aparecen obras a la venta en subastas o en galerías privadas donde los ojos de algún conocedor llega a redescubrirla para volver a darle la adjudicación adecuada.
Para todos los que somos coleccionistas y aficionados, el revisar lo que se vende en un mercado de pulgas, con algún anticuario u hojear con detenimiento un catálogo de subastas siempre representa esa ilusión de encontrar algo perdido o por lo menos mal atribuido; esto es parte del mundillo del aficionado, chacharero, coleccionista.